El Gobernador dijo NO. Márquez y 9 de julio, testigo de una negativa.

                                                 




 


El Dr. Luis Bertolotto al frente, sosteniendo una carpeta. Atrás el gobernador bonaerense Manuel Fresco 

 
Pero el hecho mas importante que sucedió en la quinta de Bertolotto aconteció un 7 de enero de 1937. 

  Ese día, el gobernador Manuel Fresco visitó por primera vez Villa Ballester.  Lo hizo invitado por un núcleo de destacados vecinos, muchos de ellos simpatizantes de la ideología nacional- socialista, al igual que Fresco.

  Con el argumento de mostrarle algunos problemas de la villa que no eran atendidos por la municipalidad de San Martín, y a sabiendas de la irregularidad en el nombramiento del intendente, buscaban jugar fuerte y lo invitaron con la intención de lograr su apoyo en la idea de obtener la anhelada autonomía de Villa de Ballester.

  Desde muy temprano, la comitiva recorrió  el Bismarck Schule, la sala de primeros auxilios, la plaza de Villa Ballester (hoy Bartolomé Mitre de Chilavert), la fábrica de alfombras de Demetrio D’andolo, la fábrica de carpintería metálica del ingeniero Erwin Kuttruffen, la fábrica de enlosados de los Hnos Moser y Cia., la de tejijos Pfauner, el Club Sportivo Villa Ballester y la escuela n°40.

 Alrededor del medio día, la caravana se dirigió a la propiedad del Dr. Luis Bertolotto.   

 Mientras pasaban por el camino real, el auto del gobernador se detuvo y Fresco bajó.  Dijo que pronto comenzaría la construcción del pavimento que uniría Kilómetro 24 con Hurlingham, que tendría entre 30 y 50 metros de ancho, y destacó la importancia de la obra antes de seguir rumbo a la quinta del Presidente de la Comisión Pro independencia de Villa Ballester.   

  Bajo la sombra de los frondozos árboles, mientras se disfrutaba del cóctel servido en su honor, fueron pasando las horas y tratando todos y cada uno de los diversos problemas.  Solo faltaba uno.

 Luego de la extensa jornada, todas las cartas estaban echadas sobre la mesa y la expectativa de los presentes seguía intacta.  Entonces, Bertolotto consideró que era el momento de formularle la pregunta que todos esperaban.  

 Con los modales que lo caracterizaban, miró fijamente a Fresco y decidido le preguntó si estaba dispuesto a apoyar la municipalización de Villa Ballester.  

 En ese momento, todos los presentes hicieron el necesario silencio para oír claramente su respuesta.  

 Sereno y relajado,  como si estuviera hablando frente a un grupo de amigos que terminaron de jugar un partido de fútbol, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dr. Manuel Fresco, respondió.  “No.  No soy partidario de ello.”. 

 Todos estaban siendo testigos de lo que nadie quería ni esperaba escuchar.  

 Fué una cachetada inesperada para el Dr. Bertolotto. Y en su propia casa. 

 “Lo que necesita Villa Ballester, -continuó diciendo Fresco,  “es tener buenos mandatarios al frente de la comuna.  Con una buena administración, Ballester vería satisfechos su anhelos de mejoramiento edilicio”...  -Pero ya nadie lo escuchaba.

 Sin dudas Fresco estaba bien al tanto de la política en San Martín y de la irregularidad del nombramiento de Guglialmelli, pero esperaba el pronunciamiento de la Corte Suprema.   

 Seguramente, la visita a Villa Ballester habrá ayudado a tomar la determinación de intervenir la comuna el 7 de julio de 1937, con el argumento de “tutelar los intereses de la población del partido de San Martín”. 

 El junio de 1937 se crearon comisiones en el “Centro de Propietarios”  ocupando el Dr. Bertolotto las carteras de Hacienda y Consultoría. 

 Como consecuencia del pedido del interventor de la provincia de Buenos Aires a los intendentes para recaudar fondos con el fin de promover 5000 pilotos civiles, en diciembre de 1940 se nombra como delegados de la Junta de Aviación local al Dr. Luis Bertolotto y al escribano Fernando Vidal, quienes se encargarán de organizar eventos para engrosar la colecta.  

Fuente: Semanario Reflejos de Villa Ballester

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